Nochebuena: lasañas, familia y un perrito que roba corazones

¡Buenas noches, familia y amigos!

Lo primero de todo, estamos ya muy ocupados y llegamos a casa listos para meternos en la cama. Sorprendentemente estamos durmiendo bien estos días, pero aprovechamos los días como Dios, vaya… Así que os dejamos por aquí mini resúmenes que nos hemos tenido tiempo de subir porque no nos da la vida más.

El día de hoy ha sido una auténtica montaña rusa, pero, como siempre, hemos terminado con el corazón lleno. Comenzamos la mañana en el Makro de Granada, ese santuario para quienes planeamos cenas multitudinarias y bodas con espíritu navideño. El objetivo inicial era sencillo: recoger todo lo necesario para la cena de Nochebuena en casa de la madre de Sergio. Pero, claro, tratándose de nosotros, el carrito no tardó en llenarse con «extras». Entre risas y debates sobre qué podíamos reutilizar para la boda, terminamos comprando más de lo que habíamos planeado, incluyendo detalles que seguramente sorprenderán a nuestros invitados el 29.

Llegar a casa no significó descanso. La tarde la dedicaron a cocinar, y vaya si cocinaron (a mí hubo un momento que me dejaron moqueando en el salón, supongo que para que no infectara toda la cena jajaja). La madre de Sergio, fiel a su estilo, había comprado carne como para alimentar a un ejército. Así que decidimos convertir el exceso en dos lasañas colosales. Fue un espectáculo: Sergio picando ingredientes como un chef profesional, y su madre haciendo bechameles, y todos intercambiando bromas sobre quién tenía la mejor técnica culinaria.

Mientras tanto, a mí me daba un estrés en el salón mirando las fotos de un detalle del vestido que no me encajaba, y que el 23 habían recogido mi abuela y mi tía de la modista. Menos mal que Roxana es Doña Soluciones y como ella tenía que llevar a la modista su traje, y le preguntaría a la modista si podría hacerme un favorcillo.

Por la noche, llegó el momento más esperado: la cena. Vinieron Eugenio (el hermano de Sergio), Roxana (su cuñada), y Mª de la Luz, disfrutamos de una velada llena de alegría, anécdotas y carcajadas, pero sobre todo, una buena comilona, si no que le pregunten a Sergio que empezó a engullir tartas de queso cual loco… El ambiente se completó con la presencia de Lobi, el perrito de su madre, que se robó el protagonismo con sus vueltas alocadas. ¡Qué energía tiene ese perro! No paraba de buscar atención, entre las caricias y los juegos.

Aunque el día fue agotador, nos acostamos con la satisfacción de haber compartido momentos entrañables con la familia. Son este tipo de recuerdos los que hacen que cada esfuerzo valga la pena.

Un abrazo enorme, y ¡Feliz Nochebuena! 🎄✨

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