¿Por qué una boda navideña?

¡Buenas noches, familia!

¡Día 2 del blog de adviento! Todavía no os hemos pasado el enlace a la web/formulario, pero es que no queremos hacerlo hasta que esté todo terminado. Sin embargo, no quería perder la oportunidad de ir escribiendo día a día un poquito (es un reto que me he propuesto, por si los propósitos de Año Nuevo fallan, que al menos este no…).

Hoy me voy a poner un poco sentimental porque esta entrada lo requiere. Soy algo «sentía» y me gusta hacer las cosas desde el corazón. Intento que se le pegue algo a este señor (Sergio), aunque no siempre lo consigo porque prefiere reírse de la vida.

¡Bueno, allá voy! Obviamente, los blogs los estoy escribiendo yo (Lucía), porque me gusta expresarme así. Por eso os iré contando cosas que, aunque al principio hayan salido de una idea mía, han sido respaldadas por Sergio. 🙂

Sin rodeos: el principal motivo por el que celebramos la boda en Navidad es para honrar a la familia, las tradiciones y, sobre todo, el recuerdo de la ilusión de la infancia. También pensamos que era una buena época (para la mayoría) para reunirnos, aprovechando las vacaciones de Navidad.

Todo puede pasar. Si algo hemos aprendido trabajando en bodas es que, por muy organizadas que estén, al final sucede lo que tenga que suceder. Aun así, nos gustaría que el ambiente fuese navideño para todos los sentidos: vista, olfato, tacto, gusto y oído. Para mí, es muy importante vivir en el presente y, como no me gusta dar puntada sin hilo, estamos intentando que los cinco sentidos estén cubiertos y nos transporten a recuerdos especiales.

Por otro lado, como hemos trabajado en bodas tantas veces, tenemos muy claro lo que nos gusta y lo que no. No queríamos una boda «al uso», aunque a primera vista pueda parecerlo. Hay muchos detalles diferentes que quizás no se aprecien de inmediato, pero están ahí. Por ejemplo, el hecho de que cada uno pueda ir vestido como quiera (incluso disfrazado, si lo desea) nos parece genial, y es algo que ha sorprendido mucho. Lo único que queremos es que quienes vengan estén a gusto y disfruten al máximo. Hay muchas más cosas que diferenciarán nuestra boda de una convencional. Algunas os las iremos desvelando en los blogs porque no tienen misterio, pero otras tendréis que descubrirlas poco a poco el día 29.

Por último, aunque Sergio no quiere que ese día sea nostálgico, y aunque existe una alta probabilidad de que yo llore como una magdalena, hoy quiero hacer mención a toda la familia: a los que están y, por supuesto, a los que no.

Es de bien nacidos ser agradecidos, y quiero dar las gracias a quienes nos dejaron grabadas en la memoria esas costumbres navideñas tan especiales. Como cantar todos juntos villancicos en familia, más de 20 personas en el salón de Mamaina o Papatoño. Preparar la casa el día 23 (mientras olía a sopa de mayonesa) para la cena de Nochebuena en casa de Mamen. O las reuniones familiares con el Abuelito y la Abuelita, a sus noventa y tantos, en el campo de la Tita Pili y el Tito Agustín. Comparto mis vivencias de la infancia porque son el motivo principal de mi amor por la Navidad. Sergio tendrá las suyas, que obviamente no me corresponde a mí contar. Sin embargo, sé que la ilusión que a mí me hacía celebrar esta época fue motivo suficiente para que apoyara esta decisión.

Como nos gusta decir: por los que estuvieron, por los que están y por los que vendrán. 🙂

Buenas noches y hasta mañana.

Un abrazo de parte de Lucía y Sergio.

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